El superyó: la parte de la personalidad que nos dice lo que está bien y lo que está mal
El superyó es una parte de la personalidad que se desarrolla en la infancia como resultado de la internalización de las normas y valores de los padres y otros adultos significativos.
El superyó es responsable de la conciencia, el sentimiento de culpa y la autocrítica. También está a cargo de establecer metas y aspiraciones para el individuo.
El superyó se suele representar como una figura paterna o materna autoritaria que nos dice lo que está bien y lo que está mal.
También nos juzga y castiga cuando nos desviamos de las normas y valores que nos ha inculcado.
El superyó puede ser una fuerza positiva en nuestras vidas, ayudándonos a actuar de manera moral y ética.
Sin embargo, también puede ser una fuerza negativa, causando ansiedad, culpa y baja autoestima.
Si el superyó es demasiado fuerte, puede conducir a la represión, la neurosis y el trastorno obsesivo compulsivo.
Por otro lado, si el superyó es demasiado débil, puede conducir a la impulsividad, la irresponsabilidad y la falta de moral.
Un superyó saludable es uno que está equilibrado con el id y el ego. El id representa nuestros deseos e impulsos básicos, mientras que el ego representa la realidad y el sentido común.
El superyó debe ser capaz de equilibrar los deseos del id con las necesidades del ego y la realidad.
Cuando el superyó está equilibrado, nos ayuda a actuar de manera moral y ética, pero también nos permite disfrutar de la vida y expresarnos libremente.
La Danza Interior: explorando la Interacción entre el Super-yo y el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)
En el teatro de la psicología, uno de los actores más prominentes es el concepto de «Super-yo«, la voz interna que establece normas y valores basados en la moralidad y la sociedad.
A medida que exploramos la relación entre el Super-yo y el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), una intrigante coreografía emerge, revelando cómo este fenómeno psicológico influye en la danza de pensamientos y comportamientos obsesivos y compulsivos.
El TOC, un protagonista en esta trama, es conocido por su patrón cautivador de pensamientos no deseados, llamados obsesiones, que invaden la mente como actores no invitados en un escenario. Estos pensamientos están impregnados de miedo, ansiedad y preocupación, y a menudo desencadenan una tormenta emocional interna.
Pueden adoptar la forma de temores irracionales, como la contaminación, el daño a seres queridos, pérdidas de todo tipo, de salud, materiales o incluso la posibilidad de cometer errores irreversibles.
Los pensamientos obsesivos, una vez en escena, pueden tomar el centro del escenario en forma de comportamientos repetitivos y rituales, conocidos como compulsiones.
Estas compulsiones se convierten en la respuesta desesperada del individuo para aliviar la intensa angustia provocada por las obsesiones (stress).
Imagina una secuencia coreográfica que se repite incansablemente, una y otra vez, en un esfuerzo por encontrar alivio de los tormentosos pensamientos.
Ahora, entra el Super-yo, la voz interna que busca establecer el orden y la moralidad en el escenario mental.
En el caso del TOC, el Super-yo puede desempeñar un papel amplificado. Puede convertirse en un crítico implacable, señalando incansablemente los riesgos percibidos y exigiendo un comportamiento impecable para evitar consecuencias catastróficas.
Esta interpretación excesiva del Super-yo puede aumentar la intensidad de las obsesiones y compulsiones, creando un ciclo destructivo de pensamientos y comportamientos.
Esta interacción entre el Super-yo y el TOC a menudo se manifiesta en un conflicto interno devastador.
La rigidez moral y las normas inflexibles establecidas por el Super-yo chocan con la naturaleza irracional y aterradora de las obsesiones, dejando al individuo atrapado en un torbellino emocional.
Este enfrentamiento interno puede dar lugar a un sufrimiento emocional intenso, con sentimientos de culpa, vergüenza y desesperación como elementos centrales de la narrativa.
En última instancia, la relación entre el Super-yo y el TOC nos invita a explorar las complejidades de la psicología humana y cómo los aspectos internos de nuestra mente pueden desencadenar una danza de pensamientos y comportamientos que afectan nuestra vida diaria y bienestar emocional.
Como espectadores en este drama interno, debemos reconocer la importancia de comprender y abordar este desafío psicológico con empatía y compasión, trabajando hacia una resolución que permita al individuo encontrar el equilibrio entre el orden interno y la liberación de los grilletes de las obsesiones compulsivas.
por: Estrella Herranz
Licenciada en psicología